Libro del viaje a Australia, Nueva Zelanda y Melanesia

"Andando boca abajo"
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Sobre el libro

Portada del libro Andando boca abajo

Tan lejos y, sin embargo, tan cerca.

Considero esta crónica como la cuarta, y última parte, del libro de la Vuelta al Mundo. 

El relato corresponde a un periplo, anómalo por inesperado, que dura 50 días, al cabo de los cuales todo el mundo entró en una especie de «purgatorio» debido a un insospechado virus.

Un Virus que no existía cuando yo salí de mi casa a principios del mes de Febrero del año 2020, pero que a lo largo de los días fue determinando la aceptación o rechazo del acogimiento por parte de las diversas islas melanesias. Y que acabó, sin yo sospechar nada, en el paradisíaco archipiélago de las islas Hawaï. 

En estas páginas se describe la narración de los hechos unidos a este acontecimiento, así como la descripción de todo lo que veíamos y surgía en nuestra particular «Odisea«. 

Febrero y Marzo 2020

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Recorrido del viaje a Australia, Nueva Zelanda y Melanesia

Ruta seguida

Me encuentro «andando boca abajo» en AUSTRALIA, SYDNEY, antes de llegar a la isla de TASMANIA, MELBOURNE y BRISBANE.

Sigo andando igual por NUEVA ZELANDA, con los kiwis, por los SOUNDS (a modo de fiordos), DUNEDIN y WELLINGTON, la capital.

En mi avance por el Océano Pacífico llego a NOUMEA en NUEVA CALEDONIA; luego me detengo en las ISLAS FIYI (Lautoka, Dravuni y Suva) y SAMOA americana (la famosa PagoPago de las películas), mi destino final será el archipiélago de las ISLAS HAWAï, concretamente la isla de Oahu y la ciudad de HONOLULU, de donde la MIGRA me expulsa a Londres por medio de un pasillo sanitario.

En total, casi 50 días perdida por los Mares del Sur y… tan feliz…

mapa con el recorrido del viaje a oceanía

Curiosidades y recomendaciones para tu viaje a Oceanía

Koala subido a un árbol en Australia

Australia, el país de los AUSSIES

Estoy en las antípodas y me parece que me encuentro en casa, así de a gusto me siento en Australia, sin que se noten los casi 18.000 kilómetros de distancia entre una y otra. Y me veo sumergida en un continente no solo lejano por la distancia, sino por el des-conocimiento que hasta ese momento puedo tener yo de sus habitantes.

Y encuentro un meelting pot (mezcla de culturas) de anglosajones (pero risueños, no estirados), mediterráneos de emigración, asiáticos (pero educados), indios…

Me encanta pasear por sus ciudades, meterme en los autobuses públicos en los que los aussies hablan en alto, se ríen… hay vida sana, y mucho nivel de vida, y se practica mucho deporte, se goza de la naturaleza…

En fin… que, aunque esté tan lejos, no descarto nunca volver a los Mares del Sur.

Nueva Zelanda, el país de los KIWIS

Los neozelandeses se llaman a sí mismos Kiwis, en función del ave de largo pico, y no por la colorida fruta.

Las dos islas que lo forman acogen un importante número de población nativa, maorí, mucho más aceptada e integrada que la aborigen australiana en su país.

Aquí la naturaleza «del frío» es la que domina el paisaje: fiordos o sounds, ríos, cascadas, lluvia, nubes… de hecho, su nombre originario es AOTEAROA «El país de la nube blanca» y, dicen, su suelo lo pisan muchas más ovejas que personas.

MELANESIA y los Mares del Sur

Sus habitantes nativos son consecuencia de las diversas migraciones polinesias en canoas que se movilizaron por el Océano Pacífico (WAKA).

Posteriormente, han sufrido la colonización europea, y gozan de todos los exóticos paisajes que podamos imaginar, por lo que su actual economía está claramente dirigida hacia el turismo.

Ciudades que no te puedes perder

Australia, por su extensión, prácticamente un continente, ha optado por un modelo de población urbanaa través de ciudades que se han fundado en la costa sobre amplias bahías, ocultando un Outback (una trasera) prácticamente vacío.

Este modelo se plasma en Sydney, Melbourne o Brisbane, todas ellas urbes de altísimo nivel de vida, de hecho Melbourne se considera «la mejor ciudad del mundo para vivir«, las otras dos le acompañan siempre en el Ranking de los 10 primeros puestos.

La naturaleza

Por la misma razón, quien llega a cualquiera de las dos islas que forman «el país de la nube blanca» sabe lo que se va a encontrar, una agreste naturaleza propia de climas templados o fríos. No se puede dejar de visitar sus fiordos (bien sea en barco o a través de caminatas), cascadas, ríos, prados… Sería maravilloso completar la visita a este país con la contemplación de un partido de rugby de los ALL BLACKS. 

El paraiso

sí se podría considerar al conjunto de islas que surgen en mitad del Océano Pacífico, cuyo paisaje se puebla de arena y aguas cristalinas, palmeras y cabañas de película.
Casas flotantes de las Islas Fiyi

A pesar del largo trayecto. Australia y las antípodas valen la pena

Descárgate el libro del viaje a Australia y Nueva Zelanda y descubre esta apasionante  Odisea en un libro de viajes diferente que te acercará a su historia, su cultura y sus gentes.